Foto cortesía de Neidy Gutierrez.
Al conocer al Pequeño Johnny Rivero, puedes sentir el ritmo que sale de él mientras golpea sus pies y adopta una mentalidad de productor mientras habla de la música.
Al crecer en East Harlem, la música siempre ha sido parte de la vida de Rivero. Rodeado de su familia puertorriqueña a la que le encantaba bailar, aprendió el ritmo con bastante rapidez y aprendió bailes como la pachanga sólo por observación.
A partir de entonces, siguió aprendiendo otros bailes como la chacha, el mambo y la guaracha y practicando sus movimientos en las fiestas en las que su padre era promotor. Bailaba en lugares como Copacabana y Colgate Gardens donde descubrió su amor por la percusión escuchando y bailando música de Johnny Pacheco y Eddie Palmieri. Subía al escenario y tocaba los instrumentos una vez una vez que terminó el show.
Ahí comenzó su carrera.
En una época donde había pocos o ningún maestro musical en ese género, el ahora residente del condado de Hudson, aprendió todo lo que necesitaba para comenzar su carrera escuchando discos de Machito, Tito Rodríguez, Tito Puente y Johnny Pacheco.
Ser del barrio fue muy influyente para Rivero. En su barrio iba a lugares como Jefferson Park donde se reunían los rumberos y aprendía a tocar ritmos específicos y luego se iba a casa a practicar durante seis a siete horas perfeccionándolo.
La dedicación de Rivero a la música desde pequeño ha sido parte de la razón por la que ha podido cumplir sus sueños.
“He tenido la dicha de tocar con los mejores músicos de Puerto Rico, los mejores músicos de Nueva York de latin jazz y actualmente estoy viajando el mundo entero con el maestro Eddie Palmieri, la cual llevo 21 años ya con el que parece que fue ayer,” dijo el músico.
El Viaje Musical de Rivero
A la edad de 14 años, Rivero se convirtió en el músico más joven en unirse a la Orquesta Colón, que era la banda latina más joven de Nueva York, luego de que Gustavo Colón le pidiera que se uniera a su grupo como conguero.
Con ellos grabó dos discos llamados “Orquesta Colón: Creepin’ Up” y “Adan y Eva”.
Antes de tocar con Eddie Palmieri y viajar por el mundo a lugares como Rusia, Europa, Sudamérica, Japón y Hong Kong, Rivero se encontró en Puerto Rico en 1973 después de que sus padres decidieron regresar a su tierra natal.
En 1974, el ingresó al grupo La Sonora Ponceña, con la que estuvo 16 años y grabó 18 discos.
Al dejar el grupo en 1990, Rivero quiso centrarse en la música independiente, lo que le permitió tocar con diferentes bandas y diferentes instrumentos. Tiene alrededor de 135 grabaciones con diferentes artistas como Bobby Valentin, Domingo Quiñones, Victor Manuelle, Frankie Ruiz solo por nombrar algunos.
Al regresar a Nueva York en 1997, Rivero pudo experimentar un nivel completamente nuevo en su carrera tocando jazz latino.
“Estando aquí en Nueva York .. me abrió la plaza que tanto me encanta tocar – latin jazz,” el dijo. “El latin jazz es una forma de expresarse. Es una cosa que uno sigue estudiando y llega el momento que tu quieres hacer algo específico que es demostrar tu talento y en el latin jazz es una forma de hacerlo.”
Con jazz latino el ha sido parte de dos premios Grammy — The Brian Lynch/Eddie Palmieri Project – “Simpático” y “The Omni-American Book Club My Journey Through Literature In Music” de Brian Lynch Big Band.
Con más de 40 años de trayectoria y memoria musical, Rivero ha tenido muchos momentos especiales. Uno de los recuerdos que agradeció fue la vez que tocó en el Madison Square Garden con La Sonora Ponceña acompañando a Celia Cruz quien es catalogada como un ícono de la música latina.
Influencia Cultural
Su Música
En 2023 sacaron un nuevo disco llamado “Mejor Que Nunca” que Rivero describe como un disco muy bailable con sonidos tradicionales de salsa. Comparte nuevamente la composición del disco con Almonte y Manolo Vega Sosa.
Rivero sigue soñando con hacer más discos y enseñar música diciendo que para los músicos es imposible parar.
Pero, para qué parar si sigue recibiendo el apoyo de su comunidad y sus fans.
“Creo que lo más lindo de todo esto de poder hacer toda esa clase de música sigue haciendo lo que me gusta es porque el apoyo incondicional que el público me da. El amor que me están brindando cuando voy a la tarima, cuando voy a los espectáculos, el amor y el cariño que me dan es un motivo para seguir adelante y eso siempre lo voy a llevar en mi alma y en mi corazón.